Renata DomagalskaSolías mirarme como a una extraña,
a veces me sentía tan observada
que la ropa se me empapaba toda,
tu boca suspiraba alaridos sordos,
tu nariz inspiraba a granel
mis endorfinas, mis tejados de concha,
mi falla henchida por tu marea.
Luego, después de minutos sostenidos
y de sabias afirmaciones
me inundabas de dedos
y de lengua,
y yo te maldecía en mil idiomas
te arrancaba las entrañas
con tanto afán
que una tarde cesó de llover para siempre,
los pantanos se secaron,
yo me evaporé súbitamente
y tú, tú te convertiste
en Dios.
..
a Meri Pas la sigo hace tiempo y me encanta, has hecho una elección fantástica como siempre de cuadro y poesía
ResponderEliminarAdmiro tu sensibilidad
...como decía Pessoa : El arte es la confesión de que la vida no basta...
ResponderEliminarMaldecía en mil idiomas esa prisión adorada de la que no se puede salir sino muriendo...
ResponderEliminarGracias, Carla. Un fuerte abrazo.
Querida Carla:
ResponderEliminarInteresante descubrimiento de esta poetisa Meri Pas
Como siempre bellísma ilustración.
Un beso musical
qué hermoso Carla! no conocía a esta poeta!!! me gustó mucho! gracias por pasearte por mi reducto poético, tes espero siempre. (Sigo leyendo)
ResponderEliminar