sábado

Amantes

Anna Razumovskaya



Amantes


Ascendente marea creciendo en lenta fiebre
los amantes se buscan y enlazan dulcemente,
como árboles que avanzan,
cumpliendo su destino de incendiada epidermis.
De pie son dos espadas que luchan tercamente
por distraer la muerte,
tendidos son dos ríos fluyendo hacia el instante
que anula la sellada consigna del olvido.

Y si el mundo, impaciente,
se sale de sus goznes, estalla o se disuelve,
los amantes lo ignoran, apenas necesitan
el canto de su sangre,
su vida recobrada en húmedas batallas
y las pequeñas muertes en cada despedida.


  • Flor Alba Uribe

Tu y yo conocemos el alfabeto del fuego.

Robert Heindel





Amo tus pechos salvajes
en ellos late el corazón
del cosmos submarino.
Amo tu piedra púbica
que quema. En ella guardas
el primer alfabeto
del pueblo Caldeo.
Entre tus muslos
hay una playa inmensa,
"una vaguada que crece
en musgo y luz".
El sol se alarga, se crece y te besa.
Sobre tu piedra vi resplandecer
el cuello del Cóndor de los Andes.
Anduve tus playas y bogué
tus mares con mi olfato.
Con mi tacto, mis ojos,
mi oído y mi lengua.
Después sepulté
mí monolito ardiendo
entre tu jungla.
Se desbordaron tus mares
cuando mis ríos entraron en ellos.
Agnitza: tu y yo conocemos
el alfabeto del fuego.



  • EL alfabeto del fuego
  • (Fragmento de la obra Agnitza la diosa de fuego)
  • Carlos Muquitay

Felicidad

Serguei Zlenko




  • " A pesar de sus treinta años, Berta Young tenía momentos como éste de ahora, en los que hubiera deseado correr en vez de andar; deslizarse por los suelos relucientes de su casa, marcando pasos de danza; rodar un aro; tirar alguna cosa al aire para volverla a coger, o quedarse quieta y reír... simplemente por nada.
  • ¿Qué puede hacer uno si, aún contando treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad..., de felicidad plena..., como si de repente se hubiese tragado un trozo brillante del sol crepuscular y éste le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispas por todo su cuerpo?
  • ¿Es que no puede haber una forma de manifestarlo sin parecer “beodo o trastornado”? La civilización es una estupidez. ¿Para qué se nos ha dado un cuerpo, si hemos de mantenerlo encerrado en un estuche como si fuera algún valioso Stradivarius? "

  • Katherine Mansfield
  • Felicidad (fragmento)

Serguei Zlenko




martes

Solías mirarme como a una extraña...

Renata Domagalska





Solías mirarme como a una extraña,
a veces me sentía tan observada
que la ropa se me empapaba toda,

tu boca suspiraba alaridos sordos,
tu nariz inspiraba a granel
mis endorfinas, mis tejados de concha,
mi falla henchida por tu marea.

Luego, después de minutos sostenidos
y de sabias afirmaciones
me inundabas de dedos
y de lengua,

y yo te maldecía en mil idiomas
te arrancaba las entrañas
con tanto afán
que una tarde cesó de llover para siempre,

los pantanos se secaron,
yo me evaporé súbitamente
y tú, tú te convertiste
en Dios.



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EL ALMA DE LA BAILARINA

EL ALMA DE LA BAILARINA
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

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Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

El trabajo del cuerpo, eleva el espíritu y sosiega la materia.