domingo

Anda, muchacha, ven y siéntate a mi lado

Valeriy Gridnev

Anda, muchacha, ven y siéntate a mi lado.
Venía de contarle mis cosas a la tarde
y de pronto me veo,
como quien siente haber estado ya
allí adonde por vez primera llega,
en mitad de tu vida,
contándote mis cosas.
No bajes la mirada. No me digas
que nadie te lo ha dicho, que no sabes
que es un mar de agua dulce tu sonrisa.
Y mírame, que quiero ver el cielo.
Mañana es ahora mismo.
Aunque a veces alumbre,
ayer es una estrella que no existe.
Toda una eternidad nunca hizo falta
para saberse iguales. Para tocar la luz
basta con un silencio,
aquel instante en que nos sobra el mundo.
Si supieras las veces que te tuve
desnuda entre mis sueños,
vistiéndote de abrazos
antes de conocerte. Si supieras...

Si supieras, muchacha,
que esta noche el reloj
me clava en la esperanza sus agujas,
que se abre la distancia lo mismo que una herida,
que más temo al recuerdo que a la ausencia.
Si mañana mis ojos te dijeran...
Si fuera yo capaz,
si tuviera valor para decirte
mañana estas palabras que ahora arranco
no sé bien cómo, pero sí de dónde.
Si, al menos, cuando leas estos versos
en un libro, algún día, comprendieras
que sólo para ti fueron escritos.
Si tuviera valor, si tú supieras...

Si tuviera valor, me callaría.




  • Víctor Jiménez
  • Sevilla, 1957
 

miércoles

Batállame

Sharon Knettel



Batállame
burla del poema la piedra recia
remonta el muro
con el ímpetu gallardo de quien
quiere echar abajo una porfía
cerca la tosca apariencia
llega palabra adentro
búscale cuatro torres al contenido
apúntate al asalto y al asedio
y acométeme en el verso que ahora sigue
domeña cada uno de mis tropos
que no es alegoría todo lo que reluce




  • Tina Suárez Rojas
  • (Las Palmas de Gran Canaria, 1971)


sábado

Ven. Ven. Así. Te beso.

John Lavery





Ven. Ven.
Así. Te beso.
Te arranco. Te arrebato.
Te compruebo en lo oscuro, ardiente oscuridad,
abierta, negra, oculta derramada golondrina,
oh tan azul, de negra, palpitante.
Oh así, así, ansiados, blandos labios undosos,
piel de rosa o corales delicados, tan finos.
Así, así, absorbidos, más y más, succionados.
Así, por todo el tiempo.
Muy de allá, de lo hondo,
dulces ungüentos desprendidos,
amados, bebidos con frenesí, amor hasta desesperados.
Mi único, mi solo, solitario alimento,
mi húmedo, lloviznado en mi boca,
resbalado en mi ser.
Amor. Mi amor.
Ay, ay.
Me dueles. Me lastimas.
Ráspame, límame, jadéame tú a mí,
comienza y recomienza, con dientes y garganta,
muriendo, agonizando, nuevamente volviendo,
falleciendo otra vez, así por siempre,
para siempre, en lo oscuro,
quemante oscuridad, uncida noche,
amor, sin morir y muriendo, amor, amor, amor, eternamente.


  • Rafael Alberti


lunes

Ella está hecha a semejanza de las cosas que amo

Edgar Degas




Ella está hecha a semejanza de las cosas que amo.

Se parece a la noche,

o mejor: a una noche sin ausencia.

Ella es exacta.

Cuando la noche escurre, su cuerpo se humedece.

Me permite trepar por mis temblores

y agita su nombre desde la oscuridad.

Ella es irrepetible.

Nació en las piedras donde empieza mi desorden.


  • Eduardo Langagne , Ciudad de México, 1952




EL ALMA DE LA BAILARINA

EL ALMA DE LA BAILARINA
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

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Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

El trabajo del cuerpo, eleva el espíritu y sosiega la materia.