sábado

Tú, que cobijas mi deseo...


Alina Maksimenko



Tú, que cobijas mi deseo y lo apaciguas,
permíteme habitar en tu follaje
como habitan los pájaros
y ser siempre violeta
debajo de tu sombra.

 Ana Velarde

 

 

 

Remar hasta tus aguas...



Darren Baker


Remar hasta tus aguas más cercanas
volcarme a tu navío sin mansedumbre
invadir tu territorio promisorio
guerra galana
imprevisible
pugna declarada hasta vencerte
hasta franquear la inexpugnable fortaleza
de tus brazos.

 Janet Núñez


Sella tú con tus labios estos míos...


Photo Richard Calmes


Pon tu mano en mi mano.
O deja que acaricie tu cabello,
tus mejillas, tu frente,
mientras hundo mis ojos en tus ojos,
en la insondable luz de tu mirada.
Deja que, así, te exprese,
cuando huyen las palabras
-ay, expresión del tacto,
única voz precisa-,
deja que, así, te exprese mi ternura.
.
Vicente Gaos



Contemplación

 
 
 Akira Murata
 
 
Hubo un silencio
quieto
blanco
casi muerto
Todo se fue
nadie alrededor
los ojos bien abiertos
y yo
la única espectadora
contemplando la explosión
 
 Nora Almada
 
 
 
 

viernes

ALGO DE BELLEZA


Michelle Jader

 

 

Resplandece entonces,
como lápida de mármol
que emergiera de repente
en el espeso bosque.
Sale de su cueva
y se filtra por las aguas
contaminadas.
Ella resiste la batalla
del hombre
aniquilador.
La mujer no se lamenta,
asciende y con paso firme
busca su transparencia.
Estratos donde precipitarse,
algo de belleza
en algún lugar.
Unas partículas
que colmen el milagro
de la vida.
Y sabiéndose
dueña de su vértice,
aterriza con mano suave,
tantea su pétalo carnoso y
suspira aliviada.


Meri Pas Blanquer, del poemario: Eróticos desvaríos

 

EL ALMA DE LA BAILARINA

EL ALMA DE LA BAILARINA
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

Enlázame

BannerFans.com

FANTASY, MI OTRO BLOG

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

El trabajo del cuerpo, eleva el espíritu y sosiega la materia.