Soy la gata que camina dentro de mí conmigo las leves zarpas afelpadas He bajado por el río conservando el gusto por la caza los ambiguos maullidos
Cuando cierro los ojos atravieso los siglos
Las arenas le dieron el color a esta piel suave que esconde una flor mojada entre las fauces el oro egipcio se ve reflejado en la pupila de esta gata que demasiadas veces recuerda su verdadera condición de fiera
La Reina de Saba habría dado la mitad de sus tierras por tener estas garras
Querida Carla, mil gracias bonita, por quedarte a mi lado , y las aclaraciones.
ResponderEliminarMe quedo sin dudarlo,siguéndote.
Estoy de vacaciones y se me complica el conectarme. Pero sin falta esta tarde vengo y tomamos un café juntas y te leo bien.
Besos y cariños, amiga.
He visto , por encima tu otro blog, y es una gozada....
ResponderEliminarGracias amiga, luego vengo.
Besos
tienes una sensibilidad especial , cada entrada es más bonita que la anterior
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Como caricias las palabras de Ana María Rodas, no conocía esta poeta.
ResponderEliminarBso
¿Seguro que sólo la mitad?
ResponderEliminarOpinio que la reina de Saba habría dado su vida por tener garras :-)
Un saludoo
Oski.