Cuando el hombre llegó me ofreció un ramo de rosas, yo deseaba un
espejo; me negué a aceptarlas.
Sonrió y se marchó en silencio.
Pasaron seis meses hasta que apareció con un violín, yo deseaba una esfera; me negué a aceptarlo.
Sonrió nuevamente y se marchó en silencio.
Anoche volvió, me entregó una espina.
La acepté silenciosamente, entonces el hombre se deshizo delante de mis ojos atónitos.
Ahora cargo mi espejo, mi espacio y mi espina pero sigo deseando la arena de su cuerpo que desapareció con la última ofrenda.
- CATALINA SOJOS
- Ecuador
- Cuenca 16-Abril-1951
***
6 comentarios:
Así es el amor muchas veces; profundo, intenso e irracional.
Siempre un lujo visitar tu sitio.
Te dejo un beso grande...;-)
Desconcertante es el amor, irracional, apunta Pescadora de Perlas, pero esa espina es una llave que abre el mundo de las sensaciones y de la entrega que aporta el sentido de la existencia. Nadie dijo que fuera a ser fácil y si el paso por la vida es un camino de pétalos, ha sido en vano, no dejemos de probar esas espinas en el tiempo que nos ha sido concedido.
Un poema de una intensidad cegadora, increíble la pintura de Blakely que acompaña con una pasión arrolladora.
Besazos.
Pues hubiera sido una buena elección elegir las flores y la música, mas esto ocurre habitualmente...
El amor pasa delante de nuestra puerta, y en ese momento no estamos, o estamos en otra cosa...
Bellísimo poema e ilustración, sensual como un tango
Un abrazo musical
"Que no te den amor sin espinas", eso dice Joaquín Sabina en una de sus canciones. Y es verdad, el amor siempre conlleva algo que no es normal, que es irracional, como han apuntado más arriba. Bello y reflexivo el poema. Un abrazo desde Sevilla.
Sencillamente bello.
un beso.
Es cierto que a veces las cosas pasan delante de nuestros ojos y no las vemos. También a veces elegimos el camino más difícil. El amor no llega cuando cuando queremos ni se queda cuando más lo deseamos, pero las espinas son necesarias para saber disfrutar de las flores que las acompañan.
La pintura, espectacular. Besazos, querida Carla
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