miércoles

No medirás la llama


Antoine Bourdelle. Isadora Duncan 1909




No medirás la llama
con palabras dictadas por la tribu,
no pondrás nombre al fuego,
no medirás su alcance.
Todas las llamas son el mismo fuego.
Mi cuerpo es una antorcha que alumbra los espantos
que la razón constituye en sus tinieblas.
Hay que mirar al cuerpo, muy adentro,
tocar el centro ardiente, abrirlo y propagar
el gozo de la lava.
No importa en qué caderas,
en qué pecho resbale,
no importa la estatura, el sexo o la materia
pues todos caminamos sobre la misma pira.
No medirás la llama con palabras que encubren
los viejos sentimientos de los hombres.

 


Chantal Maillard




 ...

sábado

EL JARDÍN DE LAS DELICIAS






De pronto unas siluetas
atardecen como una instantánea
color sepia.
Los relojes se han parado
y un relumbrón de paz
ha interrumpido los oficios
y el vuelo de las aves.
A través de la traslúcida ventana
se adivinan los sedosos perfiles.
Cuatro pupilas dilatadas brillan
imbricadas y entre los visillos
de organza,
dos hermosas damas
trenzan en sus cuellos
el bálsamo amoroso.
Una huele el ropaje de la otra,
y la otra,
ávida de la sustancia de la una,
se adentra en su cráter inflamado.
Las embelesadas amantes
se traspasan la piel y se alborozan
en sus límites.
Se enredan los cabellos
en la miel del beso hirviente
y la parte interna de los muslos
es una incisión que reverdece.
La perfección es un mandala
que lubrica el multiplicado labio
esparciendo zumo de jazmín.
¿Quién se atrevería
además de las cortinas venecianas
a importunar el cortejo divino
que derrota la penumbra
en el jardín de las delicias?

 Meri Pas Blanquer














Photo: Alexandra Danilova
... 

domingo

CADENAS


 Colin Staples




Como un niño obstinado
que persiste en salir del laberinto
deambulas noche a noche por mis sueños.
Con el alma encogida yo te sigo
sabiendo que más tarde o más temprano
tú encontrarás la puerta y yo el olvido.

 Piedad Bonnett


.

martes

ISLA DESTERRADA



 Martin Pate



Mi corazón es una tierra que ha roto relaciones 

con el mar

En la mitad del agua, pero árida y sedienta


 como el desierto

¡Qué amargo aislamiento! Me digo a mí misma:


Qué larga es la distancia entre los peces y yo.




 Fatema Rakei (Irán)


..

sábado

ALGO SUCEDE

Andi Mascarenas



Algo me pasa que en mi pecho existe.
Vuelan hormigas y discurren peces.
Suena la sangre y el tambor convoca.
Hay un incendio cerca de mi pulso.
De nuevo el tigre lanza su mensaje.
Tiene mi cama sed de otra figura.
Vuelven las venas a cantar presagios.
Torna el insomnio con sus mil disfraces.
Lavo mis manos para hacerlas suyas,
peino el cabello, río a las vecinas.
Y cuanto miro se convierte en agua.

¡Esto es amor y lo demás miseria! 


Gloria Fuertes


domingo

LLUVIA DE SOL



Nathaniel Skousen




La muchacha desnuda toma el sol
apenas cubierta
por la presencia de las frondas.

Abre su cuerpo al sol
que en lluvia de fuego
la llena de luz.

Entre sus ojos cerrados
la eternidad se vuelve instante de oro.
La luz nació para que el resplandor de este cuerpo

le diera vida.
Un día más
sobrevive la tierra gracias a ella

que sin saberlo
es el sol
entre el rumor de las frondas.

 José Emilio Pacheco


.

sábado

SÁBANA DE ARRIBA


 John Asaro





Me instalé cuidadosamente doblado
entre la ropa blanca del closet
Sacaste las sábanas de tu cama
y me pusiste de sábana de arriba
Te deslizaste debajo de las tapas
y te cubrí centímetro a centímetro
Entonces fuimos barridos por el huracán
y caímos jadeando en el ojo de la tormenta
Ahora yaces bañada en transpiración
con la vista perdida en el cielo raso
y la sábana de arriba aún enredada entre las piernas.


 Oscar Hahn



.
 

domingo

Tú vienes, tan ligera...

Igor Medvedev



Tú vienes, tan ligera

como el ángel que va de rayo en rayo

de sol sobre la hierba,

que apenas si se entera

cuando ya fue y no está ni en es ni en era.

¿Y no te vi otra vez

viniendo así, aunque entonces bien distinta?

¿O será que tal vez

misma joven pinta

su propia luz y siendo ya es distinta?

¿Qué sabemos los viejos

de tan dulce, fugaz advenimiento?

¿Quedó todo tan lejos

apenas un momento

cruza tu aroma en el temblor del viento?


 Antonio Deltoro



.

Qué será ser tú...

Brita Seifert



Qué será ser tú.
Éste es el enigma, la atracción sobrecogedora
de conocer, el irresistible afán de echar el ancla
en ti, de poseerte.
Qué será la perplejidad de ser tú.
Qué, el misterio, la dolencia de ser tú y saber.
Qué, el estupor de ser tú, verdaderamente tú y,
con tus ojos, verme.
Qué será percibir que yo te ame.
Qué será, siendo tú, oírmelo decir.
Qué, entonces, sentir lo que sentirías tú.
 
Ana Rossetti




.

sábado

¿Cómo amar lo imperfecto...?


Hua Chen




¿Cómo amar lo imperfecto,
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?


¿Cómo alcanzar a seguir
en la caída o en el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?

Quizá debemos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada.


Roberto Juarroz 





.

ECOS




 Hiroki Yamamoto





Juro que cerré los ojos
y en ese instante oí una voz
que con tono quejumbroso me llamaba.
Al girarme en la cama
mi vista enajenada
no reconoció ningún rostro.
Mas percibía de manera precisa
un mensaje lapidario
que me sumió en la aflicción.
Todavía estoy rastreando su procedencia,
aunque no descarto que fueras tú,
o un eco de tiempos remotos.
Aquellas frases sin pensar
que se dicen cuando crees
que el amor dura siempre.


Meri Pas Blanquer


ENVÍAME UNA CARTA




Al Saralis



Envíame una carta, aunque se pierda.
Envíame unas velas encendidas, no sé,
un monte, por ejemplo, que me mire desde arriba.
Envíame sonatas, pergaminos,
capiteles corintios que apuntalen
esta luz de la tarde que resbala.
Algo de Brahms, el mar y su epicentro.
Banderas sin mancharse de colores,
que se puedan pintar como se quiera.
Y sobre todo aire, sin cauces, aire suelto.
De momento, la carta, aunque se pierda.


Blanca Sarasua

 

También se quiebra el jade...

 
 Emilia Wilk
 
 
 
No tenemos raíces en la tierra.
No estaremos en ella para siempre:
sólo un instante breve.

También se quiebra el jade
y rompe el oro
y hasta el plumaje de quetzal se desgarra.

No tendremos la vida para siempre:
sólo un instante breve.


José Emilio Pacheco
 
.

domingo

Cuando viniste, con pasos sigilosos...


 Irene Sheri



Cuando viniste, con pasos sigilosos, el cielo
mezclaba en la bruma, los oros con el cristal y el bronce,
tu cuerpo ondulación incierta, se adivinaba
más ligero que las olas, más fresco que la espuma.
El atardecer de verano parecía un sueño oriental
de sándalo y de rosa.

Yo temblaba. largos lirios religiosos y pálidos
se morían en tus manos, como cirios fríos.
Sus agotados perfumes escapaban de tus dedos
en la inmóvil respiración de las angustias supremas.
Tus claros vestidos exhalaban, una tras otra
la agonía y el amor.

Sentí estremecerse sobre mis labios mudos
la dulzura y el espanto de tu primer beso.
Bajo tus pasos, oí quebrarse lirios
que gritaban al cielo el orgulloso hastío de los poetas.
Entre olas de sonido lánguidamente decrecientes
rubia, te me apareciste.



 Renée Vivien


.

sábado

¿No puedes apagar la luna?



Irene Sheri




¿No puedes apagar la luna para dormir 

un poco sobre tus rodillas, para que la palabra se despierte 


y alabe a una ola del trigo que crece entre las venas del mármol? 



Huyes de mí, gacela temerosa, y danzas en torno a mí,
y no puedo alcanzar al corazón que muerde tus manos y grita: quédate 


para que sepa de qué viento sopla sobre mí la nube de las palomas.

¿No puedes apagar la luna para que vea
la seducción de la gacela asiria traspasando a su cazador con la luna? 


Te busco, pero no encuentro el camino,

 ¿Dónde está Sumer en mí?
 ¿Dónde .está Damasco?
Recuerdo que te olvidé. Danza, pues, en las cimas de la palabra.



Mahmud Darwish 

..

Lluviosa omnipotencia...



Emilia Wilk




Lluviosa omnipotencia,
deshójate en mi vientre
porque habrá de albergar,
el día de la gloria,
su ardorosa semilla,
porque habré de ser nido,
jacaranda,         
deshójate en mi pubis,
porque habré de ser suya hasta el fin de los tiempos.



Ana Velarde

 

 

.

domingo

Me gusta amarte hincada de rodillas...


Sergio Martínez








Me gusta amarte hincada de rodillas.
Aquí, tan desde abajo, tan cerca de la tierra
reclamo el palpitar de tu cuidado
y centro mi delicia en el transcurso.

No es de extrañar que el mundo sea redondo.
¿Qué forma iba a adoptar, sino la de mi boca?



Raquel Lanseros

 

sábado

El centro del amor no siempre coincide...






Ludovic Florent




 El centro del amor
no siempre coincide
con el centro de la vida.

Ambos centros
se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos.

Nacer juntos,
como debieran nacer y morir
todos los amantes.

Roberto Juarroz

 

...

 

SIN TI



 Katya Gridneva




Después de la marea

viene la resaca

y luego la firme dinamita

que convierte

la indiferencia

en gránulos químicos

de fermentada náusea.


Sin ti

sin tus manos

dormidas

entre mis muslos

me volaré

las uñas adheridas

con tu ADN y arderán


antes de llegar

al infierno.






Meri Pas Blanquer
Del libro Eróticos desvaríos. 2013
Editorial Edición personal/Ópera prima


Cuando me esfume, cuando me abrase...



 Miles Williams Mathis



Cuando me esfume, cuando me abrase,
cuando de mí solo recuerdes el olor
que se encadenó a una de tus sinapsis,
cuando sea vaho de la memoria,
lejos de estos días amorfos,
lejos de este encierro voluntario,
de este suicidio televisivo y hogareño.
Cuando estés tan satisfecho
de lo bien que lo hiciste
que ni siquiera mi nombre te escueza,
ni el recuerdo de mi ombligo te inquiete.
Cuando ya no creas verme
en las enmediadas piernas de otras,
ni temas tropezarme en las calles atestadas,
y te sientas tan a salvo de la culpa
como enero de septiembre.
Cuando menos esperes encontrarme, sweet heart,
aparecerá mi carmín en tu currículum. 

 Carmen Ruiz Fleta

El fruto redondo


 Nenad Mirkovich


Sí, también yo quisiera ser palabra desnuda. 


Ser un ala sin plumas en un cielo sin aire. 


Ser un oro sin peso, un soñar sin raíces, 


un sonido sin nadie... 


Pero mis versos nacen redondos como frutos, 


envueltos en la pulpa caliente de mi carne.



Ángela Figuera Aymerich (Bilbao, 1902 - Madrid, 1984)


...

UN RITO BLANCO


 Eric Bowman



Llévame lejos para que no me apoye en el pasado,


sacude el paso oscilante que se adhiere a mis pies, 


y mezcla mi sangre con arroyos y océanos rugientes. 


Envuélveme con el sudario del cielo mediterráneo 


y libera mi anhelo entre las gaviotas... para que aprenda 


qué significa la libertad.


Zabiya Jamís, (Emiratos Árabes)



...

domingo

EL ALIENTO



 Katya Gridneva



No se de donde viene
el viento que me lleva,
el suspiro que me consuela,
el aire que acompasadamente
mueve mi pecho
y alienta
mi invisible vuelo.
Yo soy apenas
la planta que se estremece
por la brisa,
el sumiso instrumento,
la grácil flauta
que resuena
por un soplo de viento.


Alaíde Foppa

.

DE LO POSIBLE A LO PROBABLE... HASTA SIEMPRE GELMAN

 
 
Igor Maikov
 
 
de lo posible a lo probable/del
sueño a la realidad hay como
mares/playas nocturnas donde
animales de pico descarnan
 
formas mojadas por los jugos
del corazón/así viajamos
del pecho al seco sol que dora
la maravilla/o existir
 
 
 
Juan Gelman
 
 
 

sábado

Discurso del método



 Alexey Slusar



Y terminar con la imaginación,
con los fantasmas de reemplazo, la invención obscena,
esta fácil ternura del recuerdo a pieacere,
para con otra facultad más entrañable
ponerte frente, alzarte como eres, obligarte
de luz y de verdad a ser de nuevo
la copa y el rumor de pájaros
sobre el tronco desnudo.

Julio Cortázar



LA MUJER AZUL

Bryce Cameron Liston

 

 

Se mojó la mano en el mar.
Se volvió azul, la mano.
Le gustó.
Se zambulló desnuda en el mar.
Se volvió azul.
Azules también su voz y su silencio.
La mujer azul.
Todos la admiraron.
Nadie la amó.



 Yannis Ritsos



.

RETORCIDA Y AÑORANTE...

Liu Yi


 

Retorcida y añorante,

pálida y afligida,

la flor destila

aceite para sobrevivir.

Será la espada

la que acaricie

sus sutiles pétalos

para despertar

los áridos afectos

olvidados.

Será su hoja punzante

con acero templado

la que matará

sus recuerdos

y así,

la rosa volverá

con su efluvio oloroso

a germinar de nuevo.


Meri Pas Blanquer 

Del libro Eróticos desvaríos 2013

 

 

No vengas, te conjuro, con tus piedras

Paulo Cabral


 


No vengas, te conjuro, con tus piedras;
con tu vetusto horror con tu consejo;
con tu escudo brillante con tu espejo;
con tu verdor insólito de hiedras.

En aquel árbol la torcaza es mía;
no cubras con tus gritos su canción;
me conmueve, me llega al corazón,
repudia el mármol de tu mano fría.

Te reconozco siempre. No, no vengas.
Prometí no mirar tu aviesa cara
cada vez que lloré sola en tu avara
desolación. Y si de mí te vengas,

que épica sea al menos tu venganza
y no cobarde, oscura, impenitente,
agazapada en cada sombra ausente,
fingiendo que jamás hiere tu lanza.

Entre rosas, jazmines que envenenas,
¿por qué no te ultimé yo en mi otra vida?
Haz brotar sangre al menos de mi herida,
que estoy cansada de morir apenas.



Silvina Ocampo


Alejandrinos blancos para un nadador en cierne


Zhuzhu





Anochece temprano, estamos en invierno,
a las 7 p. m. marcarán los termómetros,
según el Canal 2, unos 14 grados.

Aunque el agua está a 30, sería lo prudente
no quitase las batas antes de tres minutos
de besos. Ya quitadas, tomarse medio más
para verse desnudos a la luz (no habrá otra)
de los cuerpos. Y así ganado grado y medio,
clavarse en la piscina, nadar, nadar, nadar
como desesperados 60 metros: sólo
entonces no sabremos dónde comienza el agua
ni dónde acaba el cuerpo. Y en prenatal tibieza
y flotantes abrazos, lentos celebraremos
nuestro primer encuentro de edénicos delfines
aunque los submarinos besos sepan a cloro.

Y juro que no habrá resfriados, querido:
uniendo grandes toallas a malos pensamientos,
sí, nos valdrán sombrilla, viento, frío y distancia
al cruzar el jardín hacia la regadera
donde para empezar nos enjabonaremos
el uno al otro...







Ulalume González de León







Volquémonos amado mío...



 
Fotografía Carla Portugal





Aquí confluimos hacia la única estrella.

Volquémonos amado mío,


dejemos caer los remos

hasta donde la noche no existe.



 Rosabetty Muñóz


Tú, que cobijas mi deseo...


Alina Maksimenko



Tú, que cobijas mi deseo y lo apaciguas,
permíteme habitar en tu follaje
como habitan los pájaros
y ser siempre violeta
debajo de tu sombra.

 Ana Velarde

 

 

 

Remar hasta tus aguas...



Darren Baker


Remar hasta tus aguas más cercanas
volcarme a tu navío sin mansedumbre
invadir tu territorio promisorio
guerra galana
imprevisible
pugna declarada hasta vencerte
hasta franquear la inexpugnable fortaleza
de tus brazos.

 Janet Núñez


Sella tú con tus labios estos míos...


Photo Richard Calmes


Pon tu mano en mi mano.
O deja que acaricie tu cabello,
tus mejillas, tu frente,
mientras hundo mis ojos en tus ojos,
en la insondable luz de tu mirada.
Deja que, así, te exprese,
cuando huyen las palabras
-ay, expresión del tacto,
única voz precisa-,
deja que, así, te exprese mi ternura.
.
Vicente Gaos



Contemplación

 
 
 Akira Murata
 
 
Hubo un silencio
quieto
blanco
casi muerto
Todo se fue
nadie alrededor
los ojos bien abiertos
y yo
la única espectadora
contemplando la explosión
 
 Nora Almada
 
 
 
 

viernes

ALGO DE BELLEZA


Michelle Jader

 

 

Resplandece entonces,
como lápida de mármol
que emergiera de repente
en el espeso bosque.
Sale de su cueva
y se filtra por las aguas
contaminadas.
Ella resiste la batalla
del hombre
aniquilador.
La mujer no se lamenta,
asciende y con paso firme
busca su transparencia.
Estratos donde precipitarse,
algo de belleza
en algún lugar.
Unas partículas
que colmen el milagro
de la vida.
Y sabiéndose
dueña de su vértice,
aterriza con mano suave,
tantea su pétalo carnoso y
suspira aliviada.


Meri Pas Blanquer, del poemario: Eróticos desvaríos

 

EL ALMA DE LA BAILARINA

EL ALMA DE LA BAILARINA
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

Enlázame

BannerFans.com

FANTASY, MI OTRO BLOG

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

El trabajo del cuerpo, eleva el espíritu y sosiega la materia.