Se mojó la mano en el mar.
Se volvió azul, la mano.
Le gustó.
Se zambulló desnuda en el mar.
Se volvió azul.
Azules también su voz y su silencio.
La mujer azul.
Todos la admiraron.
Nadie la amó.
Precioso poema y genial idea. Una acertada alegoría sobre la admiración, la sorpresa, la belleza, o cualesquiera otra cualidad fiísica o psíquica despreciada ante la informal e incorrecta uniformidad. Poder ser azul tocando el mar debe ser el sueño más grande de cualquier ser que ama la belleza y grandiosidad de la Naturaleza.
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran
3 comentarios:
Precioso poema y genial idea. Una acertada alegoría sobre la admiración, la sorpresa, la belleza, o cualesquiera otra cualidad fiísica o psíquica despreciada ante la informal e incorrecta uniformidad. Poder ser azul tocando el mar debe ser el sueño más grande de cualquier ser que ama la belleza y grandiosidad de la Naturaleza.
Un fuerte abrazo, querida amiga Carla.
Gracias por pasarte por mi blog. Me gusta el ballet, la poesía y la pintura, así que volveré.
Un abrazo
Muchas gracias a todos, sin vuestra mirada sensible, nada sería igual.
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