sábado

RETORCIDA Y AÑORANTE...

Liu Yi


 

Retorcida y añorante,

pálida y afligida,

la flor destila

aceite para sobrevivir.

Será la espada

la que acaricie

sus sutiles pétalos

para despertar

los áridos afectos

olvidados.

Será su hoja punzante

con acero templado

la que matará

sus recuerdos

y así,

la rosa volverá

con su efluvio oloroso

a germinar de nuevo.


Meri Pas Blanquer 

Del libro Eróticos desvaríos 2013

 

 

No vengas, te conjuro, con tus piedras

Paulo Cabral


 


No vengas, te conjuro, con tus piedras;
con tu vetusto horror con tu consejo;
con tu escudo brillante con tu espejo;
con tu verdor insólito de hiedras.

En aquel árbol la torcaza es mía;
no cubras con tus gritos su canción;
me conmueve, me llega al corazón,
repudia el mármol de tu mano fría.

Te reconozco siempre. No, no vengas.
Prometí no mirar tu aviesa cara
cada vez que lloré sola en tu avara
desolación. Y si de mí te vengas,

que épica sea al menos tu venganza
y no cobarde, oscura, impenitente,
agazapada en cada sombra ausente,
fingiendo que jamás hiere tu lanza.

Entre rosas, jazmines que envenenas,
¿por qué no te ultimé yo en mi otra vida?
Haz brotar sangre al menos de mi herida,
que estoy cansada de morir apenas.



Silvina Ocampo


Alejandrinos blancos para un nadador en cierne


Zhuzhu





Anochece temprano, estamos en invierno,
a las 7 p. m. marcarán los termómetros,
según el Canal 2, unos 14 grados.

Aunque el agua está a 30, sería lo prudente
no quitase las batas antes de tres minutos
de besos. Ya quitadas, tomarse medio más
para verse desnudos a la luz (no habrá otra)
de los cuerpos. Y así ganado grado y medio,
clavarse en la piscina, nadar, nadar, nadar
como desesperados 60 metros: sólo
entonces no sabremos dónde comienza el agua
ni dónde acaba el cuerpo. Y en prenatal tibieza
y flotantes abrazos, lentos celebraremos
nuestro primer encuentro de edénicos delfines
aunque los submarinos besos sepan a cloro.

Y juro que no habrá resfriados, querido:
uniendo grandes toallas a malos pensamientos,
sí, nos valdrán sombrilla, viento, frío y distancia
al cruzar el jardín hacia la regadera
donde para empezar nos enjabonaremos
el uno al otro...







Ulalume González de León







Volquémonos amado mío...



 
Fotografía Carla Portugal





Aquí confluimos hacia la única estrella.

Volquémonos amado mío,


dejemos caer los remos

hasta donde la noche no existe.



 Rosabetty Muñóz


EL ALMA DE LA BAILARINA

EL ALMA DE LA BAILARINA
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

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Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

El trabajo del cuerpo, eleva el espíritu y sosiega la materia.