sábado

Un día volveré a tus ojos

Alexander Sheversky




Un día volveré a tus ojos
y comenzaré de nuevo
volveré con un sonido hueco de metal
y sol mojado
buscaré entre los papeles del tiempo
tu cuerpo verde y tus cabellos de uva
te coronaré en silencio con mi boca
y con mis manos que no terminan
Volveré por ti y por tu sangre estrellada
viendo pasar la tarde como una sombra antigua
algo se romperá allá arriba y no seremos nosotros
algo se quemará de pronto con el eco de tus sábanas
Y volveré más vivo, más puro, más hambriento
y volveré volando y desgarrando plumas
todo lo haré por ti, todo en silencio
que hasta los gallos prolongarán la noche
cuando te vean desnuda.


  • Mario Meléndez




Asma es amor

Xing Jianjian





Más que por la A de amor estoy por la A
de asma, y me ahogo
de tu no aire, ábreme
alta mía única anclada ahí, no es bueno
el avión de palo en el que yaces con
vidrio y todo en esas tablas precipicias, adentro
de las que ya no estás, tu esbeltez
ya no está, tus grandes
pies hermosos, tu espinazo
de yegua de Faraón, y es tan difícil
este resuello, tú
me entiendes: asma
es amor.

  • Gonzalo Rojas

Transparencia



Dmitri Kalyuzhny



Transparencia


  • Todos los atardeceres la mujer se sienta en el patio de la casa.
  • Si alguien la acompañara vería como su cuerpo se vuelve transparente al compás de la sombra.
  • Primero surge un mapa encendido de venas y de vísceras, luego, más abajo, una población de huesos huecos por donde el viento corre como un golpe de música.
  • La mujer sonríe y levanta un brazo en la noche incipiente. Unos minutos más y se apagará el resplandor del hueso iluminado por canciones remotas y ocultará la piel el color de la sangre.
  • Cuando todo concluye, ella guarda la silla bajo el alero y vuelve a la cocina, llevándose el secreto de la transparencia del mundo.



  • María Rosa Lojo



¿Por qué no vienes y me matas?





¿Por qué no vienes
y me matas?
no te dejes ni una costilla
viva,
apura hasta el último hueso que me queda.
Encadéname a tus muñecas,
líbrame de la indiferencia
de los días grises,
de las sábanas enormes
enroscadas en mi cuerpo.
Ven,
aterriza,
planta tus raíces
sobre mi ternura olvidada.
Colócate sobre mi espalda
y escucha la música
del tiovivo que renace
entre la nuca
y mis pies de porcelana.
No tengas clemencia,
clava la daga
tan adentro
que no vuelva
a escaparme jamás.
Derrámate en la laringe
codiciosa,
sé tú mi sustento.
Ámame.


EL ALMA DE LA BAILARINA

EL ALMA DE LA BAILARINA
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

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Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

El trabajo del cuerpo, eleva el espíritu y sosiega la materia.