turgentes, desafiantes, rápida la marea,
pisan el mundo, pisan la estrella de la suerte con sus finos tacones
y germinan, germinan como plantas silvestres en la calle,
y echan su aroma duro verdemente.
Cálidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni rosas
ni arcángeles: muchachas del país, adivinas
del hombre, y algo más que el calor centelleante,
algo más, algo más que estas ramas flexibles
que saben lo que saben como sabe la tierra.
Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Cacería
de ojos azules y otras llamaradas urgentes en el baile
de las calles veloces. Hembras, hembras
en el oleaje ronco donde echamos las redes de los cinco sentidos
para sacar apenas el beso de la espuma.
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2 comentarios:
Un día de estos te voy a "linkear" ¿se dice así? con tu permiso. Tienes un blog tan hermoso y sensible que necesito comunicarlo a quienes no lo conocen.
Se me está ocurriendo hacer este tipo de posts con blogs con tanta personalidad y belleza como el tuyo. Un abrazo.
Delicadísimo poema, y la pintura como siempre acompaña de perlas.
Un beso Carla, que tengas una buena semana.
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