Martin Pate ECLIPSE DE UNA VOZ
Su voz era la danza,
segunda piel hecha de arrullos,
túnel de luz hacia el mañana,
la piedra necesaria
para cruzar los charcos.
Un día se desplomó
como lo hacen las paredes
cuando las vigas gimen
y se arrodillan las casas.
Entre silencios de polvo y escombros
su lengua innecesaria palpita
y se redime en el hundimiento
de todas las palabras.
En la saliva derramada
flotan pétalos, las cuerdas
de un laúd y cisnes blancos
cruzan un puente de barcas,
un arcoíris palidece en el mástil
de su horizonte, eco desvanecido.
2 comentarios:
Sí, Carla, cuando la ilusión es tan fuerte una caída, un desplome inoportuno, un retroceso en la marcha hacia un lugar infinito que posee su morada en el horizonte, es tan inesperado y brutal como su injusto fin, la sorpresa.
Basta escuchar el Vals de las Flores para percibir la palidez de unas mejillas que deberían ser sonrosadas. Basta oír el canto de un cisne para predecir un fin que, inexorable, alcanza y destruye el deseo, la ficción, la fantasía y la esperanza.
Un fuerte abrazo.
Bueno. Solo es un eclipse y lo bueno de los eclipse es que duran poco y vuelven a aparecer el sol y la luna en todo su esplendor.
La vida está llena de momentos de eclipse y de luz intensa. Solo la noche eterna calla la voz.
Un saludo y hasta pronto.
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