domingo

Otras máscaras pueblan los minutos y el aire...

Serguei Zlenko











No volveré
hasta mi calle azul,
mi antigua novia,
la negra melodía
que recompone el alma.

Nunca podré
rehacer una sonata
que en su incendio
rescate aquella tarde,
tus piernas y mi asombro.

Estos dibujos
son ya polvo pasado
y tú: la nada,
perdida en un aullido
sobre los pastizales.

Todo se borra
y mentimos cantando
que nuestras huellas
de países y amores
armaban el estío.

He dicho adiós
y aunque cifre el regreso,
no será igual:
otras máscaras pueblan
los minutos y el aire.


Agustin Labrada Aguilera




5 comentarios:

helena dijo...

Nada es igual después de una larga ausencia de distancia o de tiempo. Ni el aire, ni el mismo agua, ni siquiera nosotros. Es inútil querer regresar a lo mismo, pues ya no existe. sólo hay que aceptarlo y vivir el momento. O recordarlo...
Un fuerte abrazo, querida Carla

Augusto Chimpen dijo...

Estimada Carla, que lindas imágenes y poemas tienes. Te felicito por este blog tan captivador. Sigue así para embellecer este mundo. Te pido que visites mi blog de arte, ojala te guste.
http://preguntas-de-arte.blogspot.com/
Sinceramente,
Augusto

aapayés dijo...

Has dibujado unas excelentes imágenes en tus versos..

Me quedo aplaudiendo tu poesía..

Bello es leerte..

Perdón por mi ausencia..

Un abrazo
Saludos fraternos...

Anónimo dijo...

Lo mejor de todo, la sensibilidad que transmites...
:)

ANTONIO CAMPILLO dijo...

¡Es tan difícil volver!
Cuando se cierra la página de una vida, de un pasado próximo pero inmenso en la lejanía, el espíritu se ennegrece con la tristeza del pesimismo.

Fotografá, Soneto de Petrarca, visitas de interés y la sutileza del poema poseen una conjunción magnífica, Carla.

EL ALMA DE LA BAILARINA

EL ALMA DE LA BAILARINA
“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

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Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

El trabajo del cuerpo, eleva el espíritu y sosiega la materia.