- Mañana de primavera
Durmiendo en primavera no se advierte la aurora.
En el lugar dulce se oyen cantos de pájaros.
Llega la noche, hay sonidos de viento y lluvia.
Cayeron flores, quién sabe cuántas.
***
Yo te he visto, en esa hora fugitiva
en que la tarde a desmayar empieza
doblar cual lirio enfermo la cabeza,
la cabeza adorable y pensativa.
Y entones, más que nunca, sugestiva
se ha mostrado a mis ojos tu belleza,
como en un claro - oscuro de tristeza
con palidez que encanta y que cautiva.
Y es que en tu corazón, antes dormido
el ave del amor ha hecho su nido
y entona su dulcísimo cantar.
Y al escucharle, en ondas de ternura,
languidece de ensueños tu hermosura
¡Como un suave crepúsculo en el mar!
Entre los tibios muslos te palpita...
Entre los tibios muslos te palpita
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- Cayo Valerio Catulo
- Gaius Valerius Catullus
- Verona (84.54 a.C.)
Quiero celebrar contigo estos años
y no sé qué hacer para atraerte
he tendido mis redes
pero caminas cerca de mí como en un campo minado.
Igual que Ulises
te has puesto cera en los oídos
y no escuchas mi voz que te llama
mi oferente canto que invita al banquete:
tengo alegrías guardadas
y ganas de amar con buen amor
mi cuerpo es aún hermoso
no debes tener miedo
sé quién eres
sé cómo eres.
Quiero celebrar contigo.
***
Cruzamos
trece mil novecientos kilómetros
para encontrarnos
pero, como es habitual en ti,
cambiaste el parecer.
Oh, tú, nacida
en un Diciembre inconstante,
de grandes ojos de novilla,
de fina cintura
y pies diminutos,
dueña de un Loto Dorado
voraz e insaciable.
La recuerdo cuando llegaba,
bella, subiendo los peldaños de la corte,
excitada por el encuentro después de la
[separación.
Ansiosa por decir que me amaba.
Yo la miraba sin cansarme jamás,
la contemplaba y me olvidaba de comer.
***
En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena:
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera
por no hacer mudanza en su costumbre.
Garcilaso de la Vega
*
Música
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El vecino se sienta en la ventana y toca la flauta.
Puedo escucharlo desde mi cama,
Y las notas redondas revolotean y golpetean por el cuarto,
Y se entrechocan,
Y se entremezclan en imprevistos acordes.
Es muy hermoso,
Con las pequeñas notas de la flauta todas a mi alrededor
En la oscuridad.
De día,
El vecino come pan y cebolla con una mano
Y copia música con la otra.
Es gordo y tiene la cabeza pelada,
No miro eso demasiado,
Porque paso rápidamente frente a su ventana.
¡Para mirar, aquí siempre está el cielo
o el agua en el pozo!
Pero cuando llega la noche y toca su flauta,
Lo imagino como un hombre joven,
Con sellos de oro colgando de su reloj
Y un saco azul con botones de plata.
Mientras me acuesto,
Las notas de la flauta pulsan en mis oídos y labios
Y me duermo soñando.
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Music
The neighbour sits in his window and plays the flute.
From my bed I can hear him,
And the round notes flutter and tap about the room,
And hit against each other,
Blurring to unexpected chords.
It is very beautiful,
With the little flute-notes all about me,
In the darkness.
In the daytime,
The neighbour eats bread and onions with one hand
And copies music with the other.
He is fat and has a bald head,
So I do not look at him,
But run quickly past his window.
There is always the sky to look at,
Or the water in the well!
But when night comes and he plays his flute,
I think of him as a young man,
With gold seals hanging from his watch,
And a blue coat with silver buttons.
As I lie in my bed
The flute-notes push against my ears and lips,
And I go to sleep, dreaming.
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Música
American Poems
Traducción de J. Aulicino
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FELIZ AÑO 2010
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Amo este cuerpo que me ata
El pezón erguido sobre el pecho triste
La breve amargura de su boca
El tierno desamparo de sus pies.
Amo este cuerpo que me atrapa y el espejo
Donde ese cuerpo se refleja y se hace uno
El bello abismo de su sexo
Su dulce continencia
Su fondo azul
El clítoris mojado que medita.
Amo este cuerpo que me ata y me condena
Ser de esta simple simetría
Hembra que se habita solitaria
Amando aquel otro cuerpo que refleja
Desesperada
Dentro de un espejo
Que ya no existe.
*
De "Molino Rojo": Jacobo Fijman
Elegía
Cuerpo, criatura, sí, tú y yo nos conocimos.
Tal vez corrí a tu encuentro
como corre la nube cargada de relámpagos.
Ay, esa luz tan breve, esa fulminación,
ese vasto silencio que sigue a la catástrofe.
Quienes ahora nos miran (piedras oscuras, trozos
de materia ya usada)
no sabrán que un instante nuestro nombre fue amor
y que en la eternidad nos llamamos destino.
Rosario Castellanos
- Iba, en un paso rítmico y felino
- a avances dulces, ágiles o rudos,
- con algo de animal y de divino
- la bailarina de los pies desnudos.
- Su falda era la falda de las rosas,
- en sus pechos había dos escudos…
- Constelada de casos y de cosas…
- La bailarina de los pies desnudos.
- Bajaban mil deleites de los senos
- hacia la perla hundida del ombligo,
- e iniciaban propósitos obscenos
- azúcares de fresa y miel de higo.
- A un lado de la silla gestatoria
- estaban mis bufones y mis mudos…
- ¡Y era toda Selene y Anactoria
- la bailarina de los pies desnudos!