El cuerpo, criatura delicada,
tierno como las rosas en el alba,
conserva su frescura primera junto al miedo
que vive de él, y en soledad profunda
lo devora con un afán intenso
de perfección.
El cuerpo es morada pasajera
del espíritu nómada,
su consuelo,
su fiel compañía generosa,
su sombra en la llanura
sin rumores,
su imagen sorprendida,
su grito sin color
y su esperanza.
Fernando Paz Castillo
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3 comentarios:
Amo mi cuerpo. Me ha servido bien, aunque hoy no sea sino un amasijo de linfas y de sangre...Más o menos se dirigió así a su amado Antinoo el Adriano de Margarite Yourcenar. Pero yo, para mi desgracia, no soy ningún emperador que busca guarecerse en un jardín escondido de las luces cortesanas, y poemas como el tuyo, o la contemplación de los cuerpos jóvenes alzándose en una danza de amor como el fuego en el aire, me arrastran a los bucles de la melancolía y me devuelven a la contemplación de lo que fue con un gesto de dolor del que no vale arrepentirte para redimirse...
tenemos un cuerpo que comparte los placeres que nos dá la vida
abrazos
Mágico y generoso canto al cuerpo y espíritu.Felicidades por tu elección.
Espero tengas un maravilloso año lleno de alegría.
Un besito mágico.
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