sábado

Tu y yo conocemos el alfabeto del fuego.

Robert Heindel





Amo tus pechos salvajes
en ellos late el corazón
del cosmos submarino.
Amo tu piedra púbica
que quema. En ella guardas
el primer alfabeto
del pueblo Caldeo.
Entre tus muslos
hay una playa inmensa,
"una vaguada que crece
en musgo y luz".
El sol se alarga, se crece y te besa.
Sobre tu piedra vi resplandecer
el cuello del Cóndor de los Andes.
Anduve tus playas y bogué
tus mares con mi olfato.
Con mi tacto, mis ojos,
mi oído y mi lengua.
Después sepulté
mí monolito ardiendo
entre tu jungla.
Se desbordaron tus mares
cuando mis ríos entraron en ellos.
Agnitza: tu y yo conocemos
el alfabeto del fuego.



  • EL alfabeto del fuego
  • (Fragmento de la obra Agnitza la diosa de fuego)
  • Carlos Muquitay

8 comentarios:

PACO HIDALGO dijo...

Fuego puro sale de esta poesía, pasión y fulgor, casi nada. Un cordial saludo desde ArteTorreherberos.

emejota dijo...

Como se agradece estar vivo para leer estas líneas, para disfrutar de las imágenes que nos ofreces envueltas en una música tan especial (para mi). Un fuerte abrazo.

Mary J. Varher dijo...

:)

Francesc Cornadó dijo...

Hay alfabetos con letras que queman, su llama alcanza hasta el tuétano. Quedan señales indelebles, ¡Maldito fuego!

Salud

Francesc Cornadó

RITMO RANCIO dijo...

Querida Carla:

Tremendo poema de amor ardiente,
de fuego que hace germinar palabras,
palabras primigenias de amor.

Un beso de domingo

FLORESTEBANEZ / ELVIAJEROSINPRISA dijo...

Carla, un magnífico blog,es todo un placer visitarlo, la danza me apasiona.
Un cordial saludo

isabelnotebook dijo...

¡Qué pasión y qué fuego! Maravilloso el cuadro, pero lo que más me gusta es ese alfabeto del fuego que ellos conocen tan bien.
Besitos
Isabelnotebook

María OG dijo...

Fuego, belleza, sensibilidad y mil sensaciones más es lo que nos transmites... ¡Gracias!
Es verdadero deleite pasear por cada una de tus entradas.
Un beso.

EL ALMA DE LA BAILARINA

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“El alma del filósofo habita en su cabeza; el alma del poeta, en su corazón; el alma del cantante reside en su garganta. Pero el alma de la bailarina, tiene su morada en todo su cuerpo” Gibran Khalil Gibran

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Beatrice Appleyard, dancer, England, 1934

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